Revista de Attos

Volúmen #13, jul/2005

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Immanuel Velikovsky

Primero Tú y Después Tú

Por Attos


Ensayo sobre la importancia de vivir para los demás y la forma como eso es igual a vivir para nosotros mismos.
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Hace unos dias unos amigos me invitaron a una convivencia en celebración de un compleaños de uno de ellos. Durante la convivencia tuve la oportunidad de platicar con varios de ellos. Conversaciones normales. De esas que se dan cuando uno está con sus amigos. El convivio se llevó a cabo en los patios del negocio de uno de ellos. Debido a que nos econtrábamos en el patio de un negocio, al pendiente de nosotros se encontraba un hombre contratado por una agencia de seguridad. Debido a que había comida de sobra, a este hombre le invité a que se sirviera igual que nosotros. No aceptó inmediatamente, pero tras mi insistencia al final pasó también a servirse. Para ayudarle a que se sintiera en confianza traté de platicar un poco con él. Por alguna razón, sin embargo, después de un poco platicar de cosas triviales, se detuvo y después de pensar unos segundos exclamó: "Yo no sé nada, pero sólo me pregunto ¿por qué será que salen tantos profesionistas de las universidades y todo sigue igual? ¿Qué hacen todas esas personas? ¿Por qué no vivimos mejor? ¿Donde esta todo lo que saben? Seguimos estando jodidos. Yo creo que deberían unirse y ponerse de acuerdo todos y cambiar las cosas para algo mejor."

Sus palabras me dejaron perplejo por unos instantes. No solo porque no venían mucho al caso según la conversación trivial que estábamos entablando, sino por la agudeza de sus observaciones, y por la persona de quien venían esas palabras: un humilde velador. En su mirada pude apreciar un legítimo deseo de conocer una respuesta verdadera a su pregunta. Pasé entonces a explicarle que lo que enseñan en las universidades no es lo que él piensa. Le expliqué que para cuando una persona llega a la universidad ya viene totalmente programada para pensar de una manera determinada con respecto a la sociedad en la que se desenvuelve. De hecho, le dije, creo que las personas que egresan de las universidades son las menos aptas, en términos generales, para pretender cambiar el entorno. La razón por la que pienso eso es porque son precisamente esas personas las que se tuvieron que valer de un sistema social dado para llegar hasta donde han llegado. Tengo la idea de que las personas con menos educación académica son quizá las más aptas para cambiar el entorno. La razón de ello es que ellas no han permanecido el suficiente tiempo bajo el bombardeo constante al que se somete una persona cuando cursa académicamente todos los grados necesarios hasta llegar a egresar de la universidad.

Y es que en la escuela aprendemos a competir. Aprendemos que hay que velar por uno mismo. Nos repiten innumerables veces que el "mercado laboral" es un "mercado de competencia" donde "sólo los mejores y más preparados sobresalen". Nos repiten tantas veces eso, de distintas formas, que llegamos a pensar que es cierto. Y no solo eso, sino que llegamos a pensar que no hay otra alternativa. Llegamos a creer que siempre debe uno estar preparado para competir contra los demás. Pero luego que nos enseñan a creer eso, salimos a la calle esperando en nuestro corazón que no sea así y al toparnos con la primera oportunidad de tener un empleo nos damos cuenta de que, en efecto, el mundo es así. ¿O no? Inclusive tengo amigos biólogos que me han tratado de convencer de que no sólo el mundo es así, sino que así debe ser, explicándome las leyes de los animales y cómo es que sobreviven compitiendo unos contra otros por sobrevivir.

Pues para variar yo pienso diferente. Yo pienso que el mundo no es así. Yo pienso que eso de que "tenemos" que competir es sólo una acción derivada de una interpretación particular que hemos hecho del entorno. El mundo no es así...así lo interpretamos. Siempre actuamos de acuerdo a nuestra interpretación del entorno. Esta vez, no es la excepción. Pensamos que el mundo es así y por lo tanto actuamos conforme a ello, y al hacerlo reforzamos en nosotros mismos y en los demás la falsa idea de que así son las cosas.

Yo pienso que las cosas serían diferentes si en la escuela, en lugar de insistir hasta el convencimiento irracional, de que tenemos que luchar por nosotros mismos, nos insistieran con la misma fuerza el hecho de que tenemos que luchar por los demás, sin pensar en nosotros mismos. Imaginen ustedes que la educación que recibimos todos nosotros a todos los niveles dedicara una parte de su esfuerzo en convencernos de eso. ¿Cómo creen ustedes que sería el mundo que nos hemos creado? Ese sólo cambio a la educación que recibimos durante los primeros 20 años de nuestra vida cambiaría en sí todo el mundo como lo conocemos.

La extrapolación es una herramienta muy útil en la prueba de teorías. Este caso tampoco es la excepción. Extrapolar la suposición de que el mundo debería estar formado por una especie de individuos que buscaran su supervivencia personal por encima de la supervivencia de sus congéneres nos llevaría a la conclusión de que esa especie estaría en camino a su extinción. No creo que tenga que explicar los detalles. Sólo hay que razonar un poco e imaginarse las consecuencias de esa postura mental donde "primero yo, y después el otro". De hecho eso me suena tan familiar que me atrevo a decir que no tengo que extrapolar mucho las cosas para darme cuenta que en muchos aspectos estamos viviendo esa extrapolación en estos mismos momentos. Por otra parte, extrapolar la suposición de que el mundo debería estar formado por una especie de individuos que buscaran la supervivencia de sus congéneres por encima de la suya propia nos llevaría a la conclusión de que esa especie sólo puede esperar vivir para siempre.

No hay algo que haya yo podido pensar y que me pueda dar la pauta para que concluya yo en otra cosa diferente. Pero claro, yo no soy muy buen ejemplo. Estoy seguro que tú que lées esta revista estás más capacitado para llegar a una conclusión distinta. Haciéndome un favor enorme, quisiera que me la explicaras. Mientras tanto, yo pienso que siempre deberíamos trabajar para los demás y no sólo cuando tengamos tiempo y hagamos una pausa para no trabajar en favor de nosotros mismos. Creo que el hacerlo de esa manera es indispensable, y la razón por la que tenemos dificultades para poder apreciar y ver con claridad las ventajas de esa postura con respecto a la postura que nos han enseñado a creer que es válida, es tan tolo un exponente de lo arraigada que está la falsa idea de que debemos trabajar para nosotros mismos en lo individual.

Creo que trabajando por los demás no es una mejor manera de como trabajamos hoy. Creo que es la única manera de trabajar adecuada para asegurar nuestra supervivencia como especie. Nunca debemos dejar de trabajar por los demás. Cada uno de nosotros es una parte de esos demás en todo momento.

En la escuela, a todos los niveles durante un período promedio de 20 años, nos saturan de informacion, pero no nos educan a vivir en sociedad. Nos educan para creer que las demás personas son para competir contra ellas, en lugar de hacernos ver que están allí para trabajar por ellas. No nos educan a ver la verdad del valor de actuar y trabajar siempre por los demás. Tanto así que nos hacen creer que la retribución a la sociedad por la educación que hayamos obtenido consta de nuestro servicio social al final de nuestros estudios superiores. Eso no es cierto. Nuestro compromiso con la sociedad es de por vida. Mientras vivamos en y de ella, tenemos que vivir también por ella, porque ella somos nosotros mismos.

La pregunta que se hizo ese hombre que laboraba como guardia de seguridad, cuando se aprecia en su real valor, adquiere toda la fuerza que unas palabras de un hombre sencillo pueden llegar a tener cuando abordan un tema tan importante como lo es la supervivencia misma de nuestra especie sobre este planeta.

No creo haber dicho nada que tú mismo no puedas comprobar.

Attos




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