Revista Attos
Volúmen #19, may/2006
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Energía Eléctrica Limpia del Vacío Activo
Parte III

Por Thomas Bearden


Traducción de una parte de su documento de enero de 2002.

Un sistema que extraiga energía continuamente del vacío puede ser construído por un dólar

La naturaleza provee cantidades de energía eletromagnética sin fin, completamente gratis para que la tomemos y la usemos, a cualquier hora, en cualquier lugar. Se llaman “cargas” y “dipolos”, y con frecuencia se les llama también cargas de origen o dipolos de origen. Por ejemplo, simplemente coloca un electreto o un capacitor cargado sobre un magneto permanente de tal forma que el campo eléctrico del electreto o del capacitor y el campo magnético del magneto queden en ángulo recto uno con respecto al otro. Eso tan sencillo derramará energía electromagnética en todas direcciones, a la velocidad de la luz, tanto tiempo como se le deje ahí y no se le destruya. Un año después de haber sido creada, su derramamiento de energía habrá alcanzado un radio de un año luz, más allá del sistema solar, en todas direcciones. Habrá cambiado la densidad de la energía de ese vasto volumen de espacio circundante de un año luz de radio, pero todavía estará derramando energía al mismo ritmo, constantemente cambiando la densidad de la energía de todavía más espacio.

Aún los electrodinamicistas convencionales están de acuerdo en que la energía electromagnética es continuamente emitida de ese arreglo. Sin embargo, la electrodinámica convencional guarda silencio acerca de donde viene esa energía electromagnética y cómo es que genera una carga o un dipolo. No existe entrada detectable de energía hacia la carga o hacia el dipolo pero existe una salida detectable y contínua desde ellas. Aparentemente, cada carga y dipolo crean energía de la nada, lo cual, por supuesto, completamente destruye la ley de la conservación de la energía, si acaso es cierta. Debido a que los electrodinamicistas clásicos no han sido capaces de resolver este dilema, sus libros de texto han permanecido callados acerca de este problema fundamental y de sus implicaciones. Por su obstinado silencio, los electrodinamicistas clásicos implícitamente suponen que cada carga y dipolo de origen en el universo es una máquina de movimiento perpetuo, libre y que contínuamente crea energía de la nada.

O bien uno rechaza de plano la ley de la conservación de la energía, o bien uno expliqua el problema de la carga de origen. No existe una posición intermedia debido a que la carga de origen es real e innegablemente existe, e innegablemente derrama su energía.

Así que no nos queda mas remedio que apuntar nuestro dedo hacia los autonombrados críticos y preguntarles en su propia terminología, “¿Quiénes son los verdaderos locos del movimiento perpetuo aquí? No se puede lógicamente considerar, e implícitamente aceptar, cada carga y dipolo de origen como una máquina de movimiento perpetuo, que crea libremente energía de la nada, mientras se protesta que no puede existir tal cosa como lo es un sistema electromagnético con un COP mayor a 1.0”.

Toda la energía electromagnética en cualquier circuito electromagnético o dispositivo viene de esas mismas cargas y dipolos de origen. Si uno no puede explicar de donde y cómo es que esas cargas obtienen su energía para mantenerse derramándola, entonces uno no sabe absolutamente nada acerca de qué es lo que en realidad energiza a un circuito eléctrico. Dado que la energía recibida no se puede observar, esta debe estar siendo recibida de alguna forma peculiar y normalmente imposible de usar. Las cargas deben entonces transducir la energía recibida en energía usable y observable, y reemitirla en esa nueva forma, de modo que el circuito pueda atrapar una parte de ella y ser así “energizado”.

El problema de la carga de origen enfoca la atención de uno en el problema real. O bien descartamos la ley de la conservación de la energía toda al mismo tiempo, o no nos queda más remedio que admitir que cada carga y cada dipolo es un sistema electromagnético maxweliano con un COP mayor a 1.0 que cambia libremente la forma de alguna inusual energía recibida. Se encuentra contínuamente realizando un trabajo gratuito, dado que el trabajo es el cambio de la energía, y dado que cada carga y dipolo se encuentra libremente recibiendo energía electromagnética virtual y cambiando contínuamente su forma a energía electromagnética observable.

El asunto de la carga de origen y su contínuo derramamiento de energía electromagnética real ha sido llamado “el problema más difícil en la mecánica clásica y cuántica”. Hasta el año 2000 no había aparecido ninguna solución al largo problema de la asociación de los campos y los potenciales, y su energía que alcanza a todo el espacio, con la carga de origen que los produce. Pero las bases para una solución ya se había presentado en la física de partículas desde el descubrimiento de la simetría rota en 1957. En el año 2000, este autor propuso una solución formal consistente con la teoría de los campos cuánticos, la física de partículas, la electrodinámica cuántica, y la reinterpretación de la descomposición de onda doble de Whittaker de los potenciales escalares. En ese entonces usamos el término “negentropía gigantesca” debido a que la carga y el dipolo contínua y libremente absorben, dirigen, organizan y reemiten energía desde el vacío.

Debido a que cada carga en cada circuito es de hecho contínuamente negentrópica, la construcción de circuitos entrópicos que usen estas cargas negentrópicas debe involucrar algunas características del diseño de circuitos en donde eliminemos la negentropía. En breve explicaremos ese aspecto.

Nuestras universidades deberían, pero no lo hacen, enfocarse en el problema principal: ¿Cómo es que uno intercepta, deriva, y recolecta algo de esa energía electromagnética que fluye libremente y tan fácilmente evocada por cada carga y dipolaridad, y la usa para energizar cargas libremente, sin desarreglar o destruir la “fuente de potencia” real? Al parecer ninguna universidad está trabajando en resolver ese problema, ni tampoco el Departamento de Energía, ni ninguno de los grandes laboratorios nacionales, ni ninguna de las grandes asociaciones científicas.

Aún así, ese solo problema es el único problema fundamental de la energía eléctrica. Todo el resto de los “problemas de energía reconocidos” son con mucho solo actividad psicológica para no perturbar la redimensionada y revuelta electrodinámica clásica de Lorentz.

No existe ningún problema en obtener enormes ríos de energía electromagnética del vacío de forma barata, fácil y permanente. Cada carga y cada dipolo ya hace eso. No existe ningún problema en producir libremente los “vientos de energía electromagnética” que se necesitan para energizar aún las más grandes cargas, en cualquier lugar del universo, a cualquier hora. En lugar de eso, el único problema es construir un apropiado “molino de viento eléctrico” para dirigir, recolectar y usar un poco de energía de ese contínuo viento eléctrico, pero sin destruir el origen de la rota simetría del viento (el dipolo de origen) y usar (o disipar) esa recolectada energía para energizar la carga que deseemos.

Todos nuestros actuales circuitos cerrados de corriente están diseñados para usar la mitad de la energía que recolectan libremente para destruir el dipolo de origen, ya sea en el generador o en la batería. La otra mitad de la energía que recolectan se usa para energizar las pérdidas y cargas externas al circuito. De modo que es más la energía electromagnética recolectada libremente utilizada para destruir el origen del “viento” que la utilizada para energizar la carga. Por lo tanto nos vemos en la necesidad de suministrar contínuamente al menos tanta energía para restaurar el dipolo que la que el circuito provee para energizar la carga. Todos nuestros ingenieros diseñan y construyen sistemas de potencia eléctrica que destruyen su propia fuente de viento eléctrico gratuito más rápido de lo que energizan sus cargas. Tales sistemas de potencia tan lamentables obviamente solo pueden alcanzar COP’s menores a 1, debido al deliberado diseño de circuitos utilizado por los ingenieros.

Es doloroso el construir un magnífico bote de velas el cual, una vez que comienza a moverse, rápida y contínuamente baja sus propias velas más pronto de lo que el viento puede impulsarlo. Para poder mantener el bote avanzando, uno tiene que contínuamente pagar por que se levanten las velas que el mismo bote se empeña en seguir bajando. Nuestros ingenieros eléctricos y nuestros científicos de la energía eléctrica están muy ocupados en perpetuar una tecnología análoga, y nuestra comunidad científica se mantiene ocupada asegurándonos que ellos practican “la más avanzada ciencia eléctrica”.

De hecho nos encontramos pagándole a la compañía de electricidad para enfrascarse en una lucha de sumo dentro de sus propios generadores, para que deliberadamente pierda cada encuentro.

Continuará…




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