Revista Attos
Volúmen #27, ene/2008
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Si vas a hacer algo mal ¿mejor no lo hagas?
Por Attos


Artículo que cuestiona la validez de la bien conocida frase "Si vas a hacer algo mal, mejor no lo hagas".

¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Durante mucho tiempo, al igual que mucha gente, llegué a creer que era cierta. Muchas veces la escuché de personas en las que yo creía y respetaba por su inteligencia y por lo tanto llegué a creer en ello a ciegas. Hoy por hoy, después de muchos años, sin embargo, me doy cuenta que esa frase es una tontería. Mas aún, es una frase altamente nociva para el desarrollo de nuestra creatividad y nuestro natural proceso de aprendizaje como seres humanos.

Por lo menos, esa frase me parece una expresión remarcadamente paralizante. Como seres humanos que somos tenemos el derecho de aprender y conocer cada vez mas tanto de nosotros mismos como del mundo que percibimos a nuestro entorno. En el proceso de conocernos y a nuestro entorno es natural que cometamos errores. Es por eso imprescindible que al comenzar nuestra aventura del conocimiento nos sepamos libres de poder equivocarnos y libres de cometer todos los errores que sean necesarios para satisfacer nuestra aventura. Debemos sentirnos libres de equivocarnos. Una frase como la que nos ocupa, al echar raices en nuestro subconciente, puede convertirse en un elemento paralizante que haga germinar en nosotros la manía de la indecisión y el temor al fracaso. Una frase como esa nos crea una expectativa irreal de que lo que hagamos debe “estar bien hecho” y que de lo contrario no debemos hacerlo.

Pero esa frase en ningún momento nos enseña a saber qué es lo que está bien hecho y qué no lo está. Esa frase idiota ataca los indefensos subsoncientes de los seres humanos y los obliga a ajusticiarse con sus propios conceptos de lo que está bien hecho y lo que no lo está. ¿Pero qué es lo uno y qué es lo otro? Esa pregunta no tiene respuesta por cuanto la respuesta depende enteramente del criterio de cada quien. Por tanto, y por consecuencia, la frase es una frase ociosa que no significa nada útil para nadie.

Para los que hemos tenido la oportunidad de explorar algunas técnicas pedagógicas exitosas, hemos aprendido que un aspecto común en ellas es la libertad que enseñan a los niños a equivocarse. Eso es natural. Es natural que desde niños aprendamos a sentirnos libres de hacer las cosas sin pensar en si van a estar bien hechas o no. Lo importante es hacerlas, sin importar su cualidad de bien o mal.

De hecho ahora puedo asegurar con certeza que aprendemos mejor cuando nos equivocamos que cuando acertamos. Muchas veces no sabemos la calidad del resultado de lo que queremos hacer. Por eso es mejor hacerlas aunque no salgan bien. Es mejor hacerlas mal a no hacer nada. Esta es una postura diametralmente opuesta a la frase de “si no lo vas a hacer bien, mejor no hagas nada”. Si le decimos esto a un niño, y conste que desde niño la vengo oyendo, lo vamos a paralizar. Le vamos a quitar el ímpetu de intentar hacer las cosas solo por vivir la experiencia de hacerlas.

Esta frase enfatiza la importancia que algunas personas le dan a los resultados que se obtienen de lo que uno hace, por encima del hecho de vivir la experiencia de hacerlas. No debería ser así. Ningún ser humano debería detenerse ante el temor de que algo no vaya a salir con la calidad que se desea y por ello dejar de hacer lo que desea. La calidad de lo que hacemos no es mas importante que la vivencia de hacerlas.

Si una persona quiere pintar un cuadro y no sabe pintar, no importa!!! Que lo haga aunque salga mal. Que viva la experiencia de pintar el cuadro es lo importante, no la calidad del mismo. Las experiencias que vivimos como seres humanos deben estar siempre por encima de la calidad de lo que hacemos. Lo que importa es la calidad de la experiencia de vida, no la calidad del objeto que nos dió tal experiencia.

Si otra persona quiere construir un artefacto y le queda “mal”, entonces bien por ella. La experiencia de haber construído el artefacto es la máxima expresión de la vida humana. Sostengo que ese es el propósito de la vida: vivirla. No importa el resultado. Solo importa la vivencia de lo que hacemos.

¿Cuántas personas habrá por allí que no se han atrevido a intentar experimentar debido al estúpido temor a que no le salgan bien las cosas? Frases como esta son muy nocivas para los seres humanos y deberíamos estar alerta ante el daño que nos produjeron, que nos producen, y que le producen a nuestros hijos.

Si vas a hacer algo, hazlo, no importa el resultado.

Attos




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